Las formas del comer
en la sociedad occidental se caracterizan por la rapidez en su consumo y no por la calidad de lo que se consume, a saber, y para ir bien: alimentos.
Puesto que aún se sigue llamando así (alimentos) a una serie larguísima de ʹproductos comestibles no-nutricionalesʹ, quisiera recordar que está ya más que demostrado (también en forma de impuestos) que este tipo de comestibles (y bebibles) afectan a la salud desde múltiples direcciones: 1) desde el metabolismo; 2) desde la desnutrición; 3) desde el medio ambiente; 4) desde el ámbito psico-social. En este último es donde hoy me voy a centrar un poco hablando del fenómeno del ʹhambre emocionalʹ.
El hambre emocional, los expertos nos confirmarán si eso es así, es aquella que produce nuestra mente para buscarle y darle materia prima al cuerpo y que genere rápidamente grasas para encapsular el cortisol que se libera en estados de estrés por una serie de mecanismos en los que intervienen las glándulas suprarrenales y el hígado; en dicho proceso se libera una cantidad hormonal de tal magnitud que al organismo ʹse le acumula la faenaʹ y la acumula, eso, en forma de grasa. Esto ya ha quedado más que claro.
¿Es, así, el hambre emocional, una especie de espectro del hambre física? Si así fuera, ¿se podría llamar, también, ʹcomida espectralʹ aquella que parece comida pero que no lo es, o dicho de otro modo, es un apaño para el cuerpo emocional, a su vez espectral? Ui…
La mente produce esos pensamientos complejos a partir de pensamientos simples, que ha abstraído de la memoria o de la imaginación que adquiere de los demás o del mundo y que las compone de manera que nos impacte cuanto más mejor para hacernos reaccionar cuanto antes mejor, también.
Son esos pensamientos en bucle, y algunas otras cosas de nuestro alrededor (cualquiera de todas las cosas que nos pueda poner en alerta), lo que estresa nuestro ʹcuerpo emocionalʹ o, hemos dicho ʹespectralʹ, y el ʹcuerpo físicoʹ lo acaba sintiendo y resintiendo de tantas veces sentido.
Cuando la mente se queja mucho mediante sus ‘fórmulas eidéticas’ (imágenes generalmente aterradoras y apocalípticas acerca de nuestro futuro) se hace necesario activar el mecanismo ‘compensación cerebral’, o, dicho de otro modo, algo que haga callar la mente. Esto puede tener sentido, en el sentido de ser algo necesario para el mantenimiento de la vida, pero ya.
De todo lo dicho, entonces, ¿qué alimentos van a ser los que sacien ese hambre espectral? Pues, sencillamente los que más fácil y rápidamente se conviertirán en grasa (para encapsular ese cortisol resultado de las reacciones provocadas por el estrés aquel), es decir: bollerías y embutidos (carbohidratos y grasas). Hoy que es el ʹDía Mundial de la Alimentaciónʹ, no sería justo no mencionar ‘el gran apoyo al ‘hambre espectral” que ofrecen largos y proporcionalmente desproporcionados pasillos todos los supermercados del ʹMundo Mundialʹ para que no falte ninguno de esos productos comestibles que ya hemos dicho que nutren poco, o nada.
Así pues, ya hemos visto varias maneras de identificar cuándo un hambre es emocional o no lo es. Tendría que ser obvio o tendríamos que hacer que lo fuera puesto que sabemos qué hay que comer y qué necesidades energéticas tenemos. Pero bueno, poniéndonos en el caso de que no lo sepamos y lo queramos identificar, subyacen de lo dicho al menos dos propuestas y un recordatorio: PRIMERA) que cuando repetitivamente necesitamos comer azúcares o grasas, estamos ante un hambre espectral; SEGUNDA) que cuando la mente nos repite demasiadas veces el mismo tipo de imagen mental, vamos a ser más vulnerables a sufrir este tipo de síntomas de angustia; RECORDATORIO) que los comestibles espectrales alimentan al espectro y que muchos de estos deberían contener direcciones de psicólogos especialistas en ʹhambre espectralʹ.
Este documental de DW muestra, otra vez, la realidad norteamericana en una campaña de sensibilización contra la industria alimenaria para reducir la obesidad infantil y a favor de hábitos de relación con los alimentos saludable que vale la pena ver, pensar y repensar.
También, en este otro documental se muestra la problemática que afecta a los países del norte de Europa del mismo modo, quizá no a la misma escala, que en Estados Unidos. Del mismo modo podemos ver las diferencias socioeconómicas de cada estado al afrontar de modos tan diferentes un mismo problema.
Para acabar esta pequeña crítica el Día Mundial de la Alimentación, hacer un inciso con este otro vídeo documental que trata de lo que hay detrás de todo problema: el interés personal, pues sí, capitalista, y como afecta, de modo igual que a nuestro cuerpo y a nuestra mente y estado emocional a nuestro entorno directo.
Para que esto de arriba se convierta en un espectro de verdad y no en ‘comida espectral’ queda un recorrido muy complejo aún por determinar. Pero el no entrar en bucle y controlar el ‘hambre espectral’ es una manera de no consumir más sino menos. Trabajar el hábito simple para regenerar la simpleza de nuestra mente pensante, y prestarle atención cuando se lo merece, como dice el espectro del tren del video, será de gran ayuda para no dejar que el estrés nos siga acumulando … … … grasas.
Así espectras,
Salud y Belleza
—
algún texto de referencia:
Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas. 2018;37(3) · Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Facultad de Medicina. México.
Estrés y cortisol: implicaciones en la ingesta de alimento
http://scielo.sld.cu/pdf/ibi/v37n3/ibi13318.pdf
[wpforms id=”294″]