España tiene una buena disponibilidad de alimentos frescos y saludables, pero hay ciertos factores que pueden afectar la accesibilidad de estos alimentos, especialmente en algunas áreas urbanas.Sin embargo, el mercado y la disponibilidad de comestibles pueden tener un gran impacto en la aparición de enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes y el síndrome metabólico.
EL FENÓMENO DE LA DISPONIBILIDAD DE COMIDA
El fenómeno de la disponibilidad, en el caso que nos ocupa, de alimentos, hace referencia a la accesibilidad de los alimentos en una comunidad determinada. Puede estar influenciada por factores como la ubicación geográfica, los ingresos, la educación y los recursos comunitarios, además de por el precio. En muchas partes del mundo, los alimentos frescos y saludables pueden ser más costosos que los alimentos procesados y poco saludables. Esto hace que sea más difícil para las personas seguir una dieta saludable si tienen un presupuesto limitado.
A pesar de que, como hemos dicho al principio, nuestro territorio tiene buena disponibilidad de alimentos frescos y saludables, el aumento de la obesidad y el sobrepeso en la población es un fenómeno real, complejo y multifactorial que va en aumento cada vez a más velocidad. Uno de los principales factores que contribuyen, efectivamente, la cantidad y calidad de comida, con cada vez más tendencia hacia una dieta rica en calorías, grasas y azúcares añadidos. Es lógico hacerse la pregunta de cómo han venido estos cambios en nuestro modelo alimentario.
¿DISPONIBILDAD Y DISPOSICIÓN?
En teoría del arte (y esto será interesante para ver cómo cada día vemos la forma de esa estructura), los términos “disponibilidad” y “disposición” tienen significados diferentes pero relacionados. Dicho muy rápidamente y sin intención de faltar a las expertas, con el término “disponibilidad” se hace referencia a la presencia física de una obra de arte en un lugar determinado. En otras palabras, se refiere a la posibilidad de experimentar una obra de arte en un momento y lugar específico. La disponibilidad es un factor importante en la recepción de la obra de arte, ya que, si la obra no está disponible, no se puede experimentar. En cambio, la “disposición” se refiere a la actitud o disposición mental de un individuo para interactuar con una obra de arte.
Si uno tiene una disposición positiva y abierta hacia una obra de arte, es más probable que tenga una experiencia significativa e interesante con ella.
La idea de “disposición” en la teoría del arte ha sido abordada por varios teóricos a lo largo de la historia del arte. Uno de los más conocidos es el filósofo alemán Immanuel Kant en su obra “Crítica del juicio”[1], publicada en 1790. Kant argumenta que la disposición del espectador es un factor clave en la experiencia estética de una obra de arte. Según Kant, el espectador debe tener una disposición libre de prejuicios y juicios preconcebidos para poder apreciar verdaderamente una obra de arte. Otro teórico que ha abordado la idea de la disposición en la teoría del arte es Arthur Schopenhauer, quien en su obra “El mundo como voluntad y representación”[2] (1818) habla de la importancia de la disposición del espectador para la apreciación de una obra de arte. Y, más recientemente, el filósofo francés Jacques Rancière habla de la idea de la disposición en su libro “El reparto de lo sensible”[3] (2000), donde discute cómo la disposición del espectador puede afectar la forma en que se percibe y se comprende una obra de arte. Así, los tres mencionados coinciden en que la buena disposición del espectador será determinante en la relación con la producción humana, o con el producto. Veremos más adelante como ligamos esto con las marcas publicitarias y el aumento de los síntomas de la gula, a saber, el sobre peso y la obesidad de modo visible, y múltiples desequilibrios orgánicos que no se ven a primera vista.
En la actualidad tenemos teorías muy interesantes (estética modal[5]) sobre cómo la posibilidad se relaciona con otros modos de estar en el mundo, pero eso es un análisis que ya hemos hecho en una publicación anterior de manera breve y en focado a las formas de comer.
Pero antes, si el modo de lo posible es un concepto que se refiere a una forma particular de relación entre el espectador y la obra de arte, esto es, del individuo con la producción humana, entonces, este modo de relación implica la exploración de nuevas posibilidades y perspectivas que se abren a través de ese producto, en lugar de centrarse en su contenido o en su significado. En el modo de lo posible, el producto se considera como un catalizador para la imaginación y la reflexión creativa del individuo de manera que genera experiencias estéticas (¿es el hambre una experiencia estética?) intensas e innovadoras, ya que implica apertura y disposición para experimentar y explorar, haciendo del espectador un “participante activo” en el producto (es decir, lo quiera consumir), en lugar de un mero observador pasivo de imágenes bonitas y colorinchis.
Audio J. Claramonte, reflexión sobre el hambre como experiencia estética.
El uso se da de esta herramienta nos interesa desde el punto de vista de la publicidad y cómo esto, es causa de gran parte de los problemas metabólicos de los que hemos empezado hablando. La publicidad de comestibles utiliza el modo de lo posible para crear una experiencia atractiva para el consumidor. A través del uso de imágenes cuidadosamente seleccionadas, sonidos y colores, busca estimular la imaginación y las emociones del espectador, creando así una conexión emocional con el producto anunciado. Por ejemplo, en un anuncio de comida se pueden mostrar imágenes de un plato de comida suculento y apetitoso, acompañado de sonidos y música agradables. El objetivo de este tipo de publicidad es crear una experiencia estética que haga que el espectador desee comerse producto anunciado a través de técnicas de marketing para crear una asociación positiva entre la comida y las emociones, como por ejemplo imágenes de personas felices y satisfechas comiendo el producto anunciado. Y eso nos hace liberar estrés, o eso pensamos.
Ejemplos de ese tipo nos los encontramos en campañas publicitarias de grandes marcas que tienen presupuestos para hacer estudios de mercado más allá de los gustos de los consumidores, pues en estos casos[4] la inversión en estudios sociológicos y psicológicos es cada vez mayor puesto que estamos en un momento emocional de nuestra etapa como sociedad. Así, en cualquier spot actual que podemos ver en RRSS está enfocado a enfatizar aquellos valores que ahora vemos necesarios y como estos los conseguimos con una dieta rica en azúcares que fomentan más la euforia y la depresión que un estado idílico, parece a veces que, suspendido en el aire.
“Enfatiza lo que empatiza”, podría ser un buen slogan para esta publicación.
ASÍ, ¿LA DISPONIBILIDAD DE ALIMENTOS ES LA CAUSA DE QUE COMAMOS MÁS?
Sí, por supuesto que si no hubiera comestibles disponibles no podríamos comer siempre que se nos antojara o siempre que se nos plantara publicidad gastronómica en la cara. Pero eso no sería necesario si en nuestro interior las cosas estuvieran funcionando bien. Son las emociones que sentimos durante nuestro día a día las que también nos pre-dispone a ser más sensibles al “arte publicitario”. Las emociones que más experimentamos en nuestra sociedad “acumuladora” son, por una parte, la preocupación, le sigue el miedo y acaba por ansiedad.
Así, una acumulación de estrés también nos convierte en individuos vulnerables al arte, es decir, a percibirlo de manera positiva. Es un modo muy interesante de conductivismo mercantil.
Son factores determinantes los laborales como los salarios bajos o insuficientes para cubrir las necesidades básicas; la falta de estabilidad laboral, con contratos temporales o precarios; el exceso de carga de trabajo, la falta de descanso y horarios poco flexibles; las malas condiciones de trabajo, incluyendo falta de seguridad e higiene en el trabajo; así como los problemas de comunicación o de relación con los compañeros o los superiores. También la falta de reconocimiento o de oportunidades de crecimiento profesional o la discriminación o acoso, entre otros, así como la falta de conciliación entre la vida laboral y la vida personal o familiar. Como por supuesto la falta de participación en la toma de decisiones que afectan a su trabajo o a su empresa (alienación) y el trabajo excesivamente rutinario o poco estimulante.
Es importante tener en cuenta, sin embargo, que estas (las) emociones no son necesariamente negativas en sí mismas, sino que es la intensidad y la duración las que pueden afectar nuestra salud física y mental. En la medicina tradicional china, se defiende que mantener el equilibrio emocional es clave para una buena salud en general. En dietética, asimismo, apostamos por un “giro dietético” que cambie el sentido del movimiento de estos círculos viciosos por virtuosos. Es importante centrar las políticas en mejorar la disponibilidad de alimentos frescos y saludables en todas las comunidades y reducir el acceso a alimentos poco saludables y publicidad engañosa.
#salud #belleza
biblio
[1] http://manuelosses.cl/VU/Kant%20immanuel%20_%20Critica%20del%20juicio.pdf
[2] http://juango.es/files/Arthur-Schopenhauer—El-mundo-como-voluntad-y-representacion.pdf
[3] https://www.academia.edu/38854889/Ranciere_Jacques_El_Reparto_de_Lo_Sensible
[4] Coca-cola; McDonald’s; Pepsi, como marcas fundamentales aunque luego vemos publicitària espejo, esto es, publicidad con parámetros copiados de las grandes marcas.
[5] Jordi Claramonte, Estética Modal 1: https://www.academia.edu/33739577/Est%C3%A9tica_Modal_Libro_primero_2017_