“Una vez que me propuse des-proponer el propósito, todo cambió considerablemente porque el problema residía ahí, en el propósito mismo en cuanto era propuesto. Ya no digamos cuando se trataba de propósitos; no uno sino varios.”
Sus propósitos de año nuevo pueden ser de tipo habitual o des-habitual, es decir: de hacer algo que no hace o dejar de hacer algo que hace. Todo para conseguir otro propósito (algo) más lejano en posibilidades de logro. Analizando lo anterior, bien se podría decir que ya, en sí, un propósito puede llegar a ser un des-propósito, porque proponerse dejar de hacer algo es des-proponerse de hacerlo, y eso haría que todo el post cayera en contradicción nada más empezar.
Sin embargo, en esta contradicción podemos encontrar su solución: para lograr un propósito hay que des-proponerse lograr el contrario. Aunque esto tan negativo le resultaría poco atrayente de no ser porque se aclara un problema mayor: su propósito se propone para anular esa (su) negatividad y, por tanto, desde, a partir de, la (su) negatividad. De manera que mediante esta deducción podemos resolver por qué no se logran sus propósitos de año nuevo y recomendarle que gaste el tiempo en observar lo que viene proponiéndose de año en año.
NATURALEZA DEL PROPÓSITO. LAS SIETE LUNAS DE SATURNO
“¿Por qué, entonces,
no desistimos en
desear lo que deseamos?”
Un propósito viene siendo un deseo de conseguir algo que seguramente requerirá de algún, digamos, sacrificio, ya sea individual o colectivo o incluso extraterrestre. Por ejemplo, un sacrificio individual sería dejar un hábito. Un sacrificio colectivo sería que se le perdonaran a uno las deudas que tiene con la sociedad. Y uno extraterrestre sería que la tierra tuviera las siete lunas de Saturno. En cada ejemplo hay un sacrificio que se puede describir: en el primer caso el sacrificio será realizar un ejercicio de voluntad para dejar el hábito que se quiera dejar; en el segundo será que la sociedad deje de percibir el monto que acumula en sus deudas; y el tercero será que Saturno se quede sin lunas y un (desconocido por mí) cambio gravitacional del sistema solar. Seguro que de esas consecuencias se deriva un sinfín de otras consecuencias y así hasta el finito.
Así pues, esa tensión entre sus deseos y sus consecuencias puede que le genere tal malestar que deje apartado bien pronto sus propósitos. Al menos hasta fin de año. ¿Por qué, entonces, no desistimos en desear lo que deseamos? Pues el mismo problema puede ser la respuesta a esta pregunta. Si uno tiene un deseo de cambiar algo en su vida en el fondo lo que desea es mejorar la relación con el otro (puedo desear tener las siete lunas de Saturno porque el agua se acaba y, si hay en nuestra luna, puede que haya en las siete de Saturno “así no nos pelearemos por el agua”). Con lo que se puede deducir, si aceptamos lo anterior, que el deseo de mejorar la relación con el otro existe porque la relación con el otro es mejorable de algún modo y por tanto en algo no funciona.
Pese a todo, hay algo muy positivo en todo esto: que si sigue proponiéndose un propósito es que sigue deseando mejorar sus relaciones con los demás, y esto en sí, es muy esperanzador.
EL MECANISMO DEL PROPÓSITO. PROPÓSITOS DIARIOS
“Si existe
la remota posibilidad
de lograr su propósito
no dude
en que seguirá
deseando
lograrlo.”
La característica principal de los propósitos diarios es que no son para hoy, sino, normalmente, para mañana. Es verdad que también son diarios, pero engañan un poco porque estos se viven cada día y, al mismo tiempo, es imposible su materialización para hoy; pues son para mañana. O para el lunes. Así que después de varios mañanas vuelve otro lunes y después de muchos lunes otro año nuevo. El mecanismo se repite ante sus ojos, si lo mira, muy frecuentemente. Lo curioso del caso es que los deseos/propósitos son muy parecidos, cuando no los mismos. La fumadora empedernida que cada noche se propone dejarlo mañana; el endeudado que desea que algo le libre de la deuda; o el astrofísico que apunta a las lunas de Saturno mientras hace guitarras.
¿Podría introducirse algún elemento que modificara ese mecanismo del propósito? Pues, para bien o para mal, muchos. Sobre todo, externos. Por poner un ejemplo extremo, podría alguno sufrir un shock que le hiciera cambiar los valores de propósito hasta el punto de desear la muerte instantánea de todo el mundo a la vez. También podría pasar todo lo contrario, pero no dejaría de ser un cambio de elemento causado por el entorno. Me quiero referir, aquí, a algún elemento introducido conscientemente por uno mismo, como podría ser la observación del mecanismo en sí mismo para ver sus partes. Para esto podríamos referirnos a la suspensión en la fenomenología de Husserl, en la que es preciso dejar de lado toda sensación y pensamiento para observar el fenómeno. En este caso el fenómeno será el mecanismo del propósito.
OBJETO DEL PROPÓSITO. ALL YOU NEED IS LOVE
Si el fondo del asunto del propósito está en encontrar el amor del otro ya sea porque le ha tocado la lotería y va a recibir todo tipo de halagos de personas y cosas sin ánimo de lucro o bien porque ha mejorado una faceta de su vida que le hacía una persona desdichada y ahora se encuentra en posición de recibir el amor de alguien deseado. Sea como sea, el deseo central es que la quieran mucho.
Por tanto, propóngase querer mucho y olvídese de la competencia.